Al bajar por el balcón hacia tu habitación de hotel, ves que la puerta de la habitación contigua a la tuya está abierta y la cortina se agita un poco. Al pasar, ves a una mujer tumbada en la cama, desnuda. Por supuesto, te detienes. Está perdida en el mundo, no tiene ni idea de que estás ahí, y te das cuenta de que tiene un consolador entre las piernas. Alterna entre chupar la polla de plástico y metérsela dentro. Observas cómo se saborea, se frota el clítoris, se folla su coño hambriento. No puedes creer tu buena suerte. Después de unos minutos, decides unirte a ella en el autoplacer y sacas tu polla, acariciándola allí en el balcón mientras espías a tu vecina. A medida que te acercas, te resulta más difícil permanecer en silencio. Dejas escapar un gemido especialmente fuerte y la mujer gira la cabeza hacia la puerta, pillándote literalmente con los pantalones bajados. No intentas apartarte, ni siquiera detenerte. Ella está sorprendida, se ha subido la manta para taparse, pero se nota que siente curiosidad. ¿Por qué si no iba a dejar la puerta abierta? Entras en la habitación, sin dejar de acariciarla, mientras ella insiste débilmente en que te vayas. "¿Qué haces?", dice, más curiosa que furiosa, cuando te acercas al borde de la cama con la polla meneándose delante de ti. Se relame los labios. "Tienes que irte", dice. Tú te quedas. Sus ojos se clavan en tu polla. Sonríes cuando ella baja la cabeza, coge tu polla con la mano y pasa la lengua por la cabeza palpitante. Se la lleva a la boca, dándote largos lametones, sacudiendo la polla contra sus labios, antes de metérsela hasta la garganta. Todavía tiene el consolador, y ves cómo te chupa la polla y se folla el coño con el juguete, sus hambrientos agujeros por fin llenos. Esto es lo que siempre quiso. No tarda en tumbarse, abriendo las piernas para ti. Te introduces en su coño húmedo y expectante, sin condón. Eres un completo desconocido, y ella te recibe con un desenfreno que te hace desear llenarla con tu semilla desconocida. Ella gime y rechina debajo de ti, amando lo sucia que está, cómo le gusta esta polla, esta polla extraña bombeando dentro de ella. "Pero no te corras dentro de mí", dice. Tú casi lo haces, justo en ese momento, pero hay otro agujero que te interesa. La has estado viendo bordear el consolador contra la apretada y fruncida estrella de su culo, viendo sus dedos hundirse en su agujero más apretado. Sacas tu polla y la colocas contra su puerta trasera y ella se inclina hacia ti. La cabeza de tu polla se abre paso a través del anillo de su esfínter; la menor resistencia te impulsa a introducir toda tu fuerza en el culo sucio de esta desconocida. A ella le encanta, su coño está empapado mientras trabajas con tu polla en su hambriento agujero de mierda, follando su culo mientras ella te habla sucio. Este es el agujero que te vas a follar y a correr dentro. Los dos lo sabéis. Ahora, de rodillas, sube y baja sus caderas sobre tu polla, ordeñando tu polla con su culo. Suplica por tu semilla, por tu esperma. Tú gimes cuando llegas al punto de no retorno, incapaz de contenerte para no soltar cuerdas de semen en su apretado agujero. Ella tira de tu polla y ves como gruesos chorros de semen salen de su culo abierto. Entonces, te vas.